Un día casi a mis 30 años me hallé viviendo en una ciudad en la que no era feliz y decidí pedir el traslado en mi trabajo… en menos de una semana tenía el pase para irme a Rosario, ciudad que no conocía, pero sonaba prometedora. Sin dudas, de las mejores decisiones que tomé. Allí comencé con mi camino espiritual -un gran desarrollo y crecimiento personal- entre el yoga, la meditación, el budismo, los masajes ayurvédicos y una innumerable cantidad de actividades holísticas que me llevaron a conocerme y escucharme más y más. Así comencé mi metamorfosis, pasé de especializarme en cocción de carnes al mágico mundo de las legumbres, algas, semillas, cereales integrales, fermentos y probióticos… siempre experimentándolo primero conmigo misma.

A los 33 años, luego de una sesión de masajes decidí hacer el instructorado de esquí… y así me fui a Andorra, entrené un mes y obtuve mi título Canadiense. Fue muy intenso. Elegí dar clases de esquí a niños y descubrí lo MUCHO que me divierto con los pequeños! Al fin pude estar en paz con aquella deuda. De regreso en Rosario, volví a la rutina y me formé como terapeuta corporal ayurvédico y tras años de escuchar a mi familia y amigos incentivándome, comencé a dar talleres de cocina. El AMOR que sentí la primera vez que dí clases es INDESCRIPTIBLE… tal es así que un año después estaba renunciando a mi trabajo para ir por eso que hacía latir fuerte mi corazón. Así comencé lo que llamo la ¨Ingeniería en cocina¨... entre conservas, viandas, cenas, clases, chef privado, catering… en continuo crecimiento y creación, hoy finalmente puedo hacer realidad “mi tesis en bienestar” con experiencias que involucran todo lo que amo: compartir mi conocimiento y ayudar a la gente a través de la alimentación y las buenas prácticas ayurvédicas.